ME OLVIDE DEL MUNDIAL
Son esos días únicos, irrepetibles, deseados, inesperados, donde la inmensa alegría y la felicidad son testigos que dejamos entrar a un Ser Supremo en nuestro corazón.
Es por eso que antes de entrar en tema, quiero que el prólogo sea solamente la palabra gracias, la inmensa y sencilla palabra GRACIAS.
Corría el mes de Junio de 1998 y faltaban pocos días para que Argentina debutara en la Copa del Mundo de Fútbol en Francia, más precisamente en Toulouse contra Japón.
Dias antes, Cristián, mi hijo de 6 años de edad, habia traído una nota de la Escuelita de Fútbol del Club Quilmes.
A pesar de la sumatoria de problemas conque uno vive habitualmente, una Copa Mundial de Fútbol, no la palpitamos todos los días, … más exactamente, cada cuatro años y para los futboleros es una cita impostergable.
A esa altura todos los especialistas en el tema, habíamos dado nuestra opinión, nuestro veredicto acerca de cada Equipo, de cada Técnico, de los Semifinalistas, Finalistas y casi con seguridad el nombre del Campeón, … y bueno, somos asi … un poco Directores Técnicos …
Luego, si aquello que vaticinamos no se dió, tendremos a mano una serie de excusas para poder justificar lo injustificable de nuestro error.
Para los futboleros, cuando un Campeonato Mundial se avecina, lo más probable es que hagamos un recorrido mental, una especie de recuerdo estadístico desde aquella primera vez que escuchamos o vimos un Mundial.
En mi caso, el primer mundial que viví, fue a mis 8 años, 1958 – SUECIA, la radio nos ponía al corriente de lo que ocurido a miles de kilómetros.
Argentina perdió 6 a 1 con Checoslovaquia.
Si bien era muy chico para recordar, la sensación de tristeza me quedó grabada.
1962 – CHILE, en esa época yo lo viví con más entusiasmo, jugaba más de uno de aquél San Lorenzo Campeón del ´59.
Con medio Ciclón Campeón quedamos afuera, 2da. frustración. Esta también dolió …
1966 – INGLATERRA, el “Tucu” Albrecht, el “Rata” Ratín, la Reina, la Alfombra Roja, el banderín del corner apretado por la impotencia y otra frustración … para mí, la 3era.
1970 – MEXICO, el Pelé de Brasil y el Brasil de Pelé, impresionante !!!
Para mi gusto, el mejor Mundial, pero nosotros “nones”, perdimos la clasificación en cancha de Boca frente a Perú, y ante mi presencia, que no sirvió para nada.
1974 – ALEMANIA, Ratón Ayala, Babington, el Loco Houseman, Brindisi, el Huracán Campeón 1973, equipazo, pero también afuera.
1978 – ARGENTINA, sin palabras, déjenme recordar y sentir…, que lo compramos? que el 6 – 0 a Perú ? Dejémoslo ahí. Argentina Campeón del Mundo, sí … Argentina Campeón Mundial !!!
1982 – ESPAÑA, con toda la expectativa de campeón, un bajón, otro fracaso. Fue otro que dolió mucho.
1986 – MÉXICO, inolvidable.
Fue un mundial visto por mí con muy poca objetividad, en realidad ese Mundial pasaba por un amigo, el Vasco, si … el Vasco Olarticochea, Cinquito para la barra de Wilde.
Si es como evocar el recuerdo de los picados de Dominico cuando jugábamos juntos, él era 5 y yo…, yo lo miraba pasar.
Entró por lesión de Garré, con el 16 en la espalda y a partir de su ingreso hasta que el Mundial puso fin, hasta ese último segundo con Alemania, con un Diego imparable, Argentina levantaba su 2da. Copa.
Una emoción desbordada.
1990 – ITALIA, sin el título máximo, pero con la misma sensación y la misma pasión de haberlo logrado. Con los penales del Goyco, los tantos que atajó … y aquél último que no atajó.
El Vasco presente también y, a pesar de haberlo dejado fuera de combate a Pumpido, era necesario tenerlo a Goyco.
Y volvió a cumplir, es más, fue uno de los argentinos que salió invicto, por tarjetas amarillas no jugó los dos partidos que Argentina perdió
.
1994 – ESTADOS UNIDOS, reciente, el último, pintábamos bárbaro, y ahí nos quedamos … congelados, mudos … qué cachetada nos dieron !!! Qué ilusión cortada, pucha qué látima !!!
1998 – FRANCIA YA !!!
Pero, pero de qué me hablan?
De Francia?
No les conté al principio de esos días maravillosos?
No les dije de aquella nota de la Escuelita de Fútbol ?
No claro, se me escapó.
Me enchufé con los mundiales y no les conté …, lo importante no se los conté …
No se los conté por vergüenza ? por timidez ? por no saber contarlo ?
Todo puede ser, pero no hacerlo, no transmitirlo, está contra mis sentimientos.
Les contaba que unos días atrás, Cristian trajo una nota de La Escuelita de Fútbol del Club Quilmes, donde se citaba a la Clase 92 para el sábado siguiente, a las 14.30 hs.
Jugarían en Quilmes y de locales, contra el Equipo de Barrio Marítimo.
A mis ojos, que trataban de ser objetivos, Cristian no es un deportista nato, pero siempre andaba pateando un fútbol, un globo, haciendo un saque de Voley o intentando encestar en un inventado aro de básquet, un supuesto triple.
Una de mis prioridades fue inculcarle el deporte, entre otras cosas, donde se gana y se goza, donde se empata y hay esperanzas y donde se pierde y … qué bueno es aprender a perder y sacar experiencia, en lugar de lamentarse o culpar al otro.
Fue así que compartimos varios deportes, desde Fútbol, Vóley, Polo, Pato, Básquet, Golf, Rugby, Tenis, Natacion viéndolos por televisón o en algunos en los propios estadios.
Balero y Yo-yo … sólo práctica casera.
Traté de darle a Cristián un panorama, un sentir la competencia, lo que es el deporte, y bueno … él, en algún momento elegirá.
Uno prepara el terreno y después … y el después llegó, si, llegó ese Sábado, ese Sábado del partido contra Barrio Marítimo.
Como de costumbre, la mañana de los Sábados, eran aprovechada por ambos para realizar alguna compra, ir a alguna placita y después a almorzar.
Era nuestra hermosa rutina.
Esa fue una mañana distinta, yo necesitaba que él me hablara del partido que iba a jugar esa tarde. Que me contara cómo se sentia y sobre esa emoción de lucir una camiseta de un equipo por primera vez.
Él, lejos de todo eso, pensaba casi exclusivamente dónde íbamos a almorzar.
En dos oportunidades me habló de la “cajita feliz”.
Yo nada decía.
Ni del tan ansiado partido, para mi, ni de las hamburguesas, para él.
De pronto, como cortando el hielo, me sorprendió diciendo:
– Papi, sabes que esta tarde voy a estar en el banco de suplentes? Martín, el Profe, me lo dijo.
Ya estaba entrando en tema. Pero ni bien quise comentarle sobre eso, me cortó:
– Cuándo comemos, Pa?
Papi, vas a venir a verme, no ?
Sin demostrarle demasiado entusiasmo le contesté que sí … cómo no iba a estar presente !!!
A lo que Cristián agregó:
– Dónde podemos comer algo, Pa ? Tengo hambre, sabes ?
– Ya vamos a ver hijo, le contesté, esperá un poco.
Yo tenía muy claro lo que por mi interior pasaba.
La diversión que representa jugar al fútbol, los planes antes del partido, la previa del vestuario, el olor a aceite verde, pero …, pero si me parece estar oliéndolo, las cargadas, un loco, el esconder un par de medias antes de salir a jugar, los consejos del Técnico.
Un mundo el vestuario !!!
Ese picar la pelota y esos ruidos o canciones hermosas que nos ofrecen los tapones de los botines dentro del vestuario cuando chocan contra el piso.
También pensaba, mientras Cristián me repetía que iba a ser suplente, que el objetivo estaba cumplido, le noté cierto entusiasmo y yo volaba entusiasmado.
– Pero papá, vamos o no vamos a comer? me preguntó ya olvidándose del mundo y acordándose de su panza, que a esta altura no tenía consuelo.
Egoísta soy, pensaba yo, no dejarlo al chico en paz y llevarlo a comer algo …
Y mi cabeza giraba y giraba y pensaba:
Este pibe no se da cuenta que si tiene la panza llena no va poder correr?
Entonces me decidí y le dije, con toda la sapiencia de un hombre entendido en deportes, nutrición, salud, etc.:
– Cristián, hoy no podés comer !!! Hasta después del partido, tenés que estar livianito, le dije con voz firme.
Me miró como diciendo qué tendrá que ver una cosa con la otra ?
Y seguí con mi prédica:
– lo que pasa es que si por esas casualidades te ponen un ratito, es recomendable tener el estómago vacío, porque bla, bla, bla …
Ya se estaba acercando la hora del partido, y Ud., señor, señora, tienen todo el derecho de preguntarme si es posible y lógico que le niegue la comida a un hijo? (aunque sea un sándwich, Papá) y yo le contesto: sí, hoy, sí.
Entre ir y venir, venir e ir, se hizo la hora del partido, mejor dicho, llegamos media hora antes para sentir la previa, vió?
Cuando entrábamos al Club, Cristián volvió a insistir:
– pero me podes explicar porqué no comimos?
Qué le iba a explicar ?
Mis nervios, mis sentimientos, mis ratones, mi emoción, mi ansiedad, mis miedos?
Creo que Cristian ya algo había comprendido y no quiso seguir discutiendo más, pero me dijo:
– Prometéme Pa, que después del partido me llevas a comer algo?
– Pero sí, hijo, quédate tranquilo, después vamos al bar del Club, y comes lo que quieras. Traté de conformarlo.
– Papi, me vas a sacar alguna foto ? requirió más que preguntar.
– Sí, hijo, quedate tranquilo, cómo no te voy a sacar fotos?
Recordé el día en que, con la barra de Wilde fuimos a ver a Cinquito que estaba en el banco de suplentes de la tercera de Racing, partido contra Chacarita en Atlanta. Nosotros, detrás del alambrado pegado al banco, hicimos – creo yo – tanta fuerza que al final debutó. Indescriptible lo que sentí, cómo lo disfruté.
Se lo merecía el Vasquito.
A esta altura ustedes pensarán que si voy ligando temas es porque mis expectativas con respecto a Cristián son … ninguna señor, señora , sólo que pueda vivir alguna vez lo que significa un partido, un vestuario, el banco de suplentes, el técnico, el ponerse una camiseta, compartir el agua, éso nada más señora, señor.
A medida que caminábamos por el Club, vi que la canchita estaba rodeada de gente con banderas en los alambrados, tomando mate, gaseosas, comiéndose unas empanadas, unos sandwiches.
Parecía un pic-nic familiar.
Nos acercábamos y fui sintiendo y viendo los arcos con red, piso de cemento, bancos alrededor de la cancha, gente del Barrio Marítimo con sus banderas rojas y verdes, los de Quilmes con su clásica blanco – azul .
Que paisaje !!!
En realidad no podía entender todavía, que todo eso fuera realidad.
Así fue que le pregunté, como sin querer:
– Cristián y vos donde tenés que ir? Dónde están tus profes?
Cristián, que a esta altura no tenía una respuesta agradable para su Padre, me dijo:
– Al vestuario, adonde querés que vaya, Papá !!!
Y, hacia allá nos dirigimos, lo seguí mientras pasabamos entre las hinchadas compuestas por padres, tíos, primos, abuelos, vecinos, amigos, algun compañero del cole, etc., etc.
Otro hermoso recuerdo me llegó a la mente: yo también fui público, si, público de mi sobrino Mariano, con sus poquitos años también debutando en un pre-mini de básquet y de mi sobrina Jimena cuando hizo sus primeras armas en Voley, en aquél queridísimo Sporting Club de Wilde.
Claro, porque los sobrinos son así: un día debutaron, jugaron, nos emocionaron, les dimos consejos …
Son un poco hijos, también y uno, tratando poco o mucho de estar presente para gozar y sufrir, pero … para eso estamos.
– Papá, Papá, eyyy !!!
Este es el vestuario !!!
Señalándome una puerta azul de chapa, que muy tímidamente toque con mis nudillos.
Se abrió la puerta, salió Martin:
– Hola Cristián, qué bueno que viniste !!! le dijo, le dio un beso y agregó:
– Entra, entra, que están los chicos calentando!
– Hola !!! saludé, como acostumbrado a esta clase de situaciones.
– Pasa! me dijo el Profe. Te acordas las noches de parrilla en la Colonia, no?
– Como no me voy a acordar si te comias todo, Martin. Jajaja
Y si … pasé, era un vestuario, los bancos, los bolsitos, las camisetas, los pibes elongando, pero si hasta sentí el olor a aceite verde … Cada Mamá o Papá ayudándolos a cambiarse.
Le saqué la campera, le puse los pantaloncitos arriba del jogging, me hice el tonto, una vez más y salí diciendo:
– A escuchar las indicaciones del Profe, eh !!! Cristián. Ojo !!!
Comencé a dar vueltas alrededor de la cancha, comprando alguna rifa de tortas a beneficio de algunos de los Equipos.
Traté de entremezclarme con la gente, pero cada uno estaba en lo suyo, quise charlar con alguien, pero cada uno vivía su momento.
Se hacía larga la espera.
Todavía no tenía preparada la cámara fotográfica y pensaba … quizás el Profe lo ponga un rato … (casi como súplica)
No puede ser que hayamos venido hasta aquí y no lo ponga, no se le hace eso a un pibe, un ratito tiene que entrar … (casi como enojado)
Por otro lado, era su primer banco, así le sirve para saber lo que es estar sentado y los otros jugando … qué te pensás? que la vida es tan fácil, que vas, jugás y listo?
Banco mi viejo… Hacé banco y vas a aprender !!! (en posición de padre … antiguo)
Cuántas cosas quedan dentro de uno sin expresar !!!
Sorpresivamente, se escucharon algunos aplausos y algún grito de:
Cerveceeeero … Cerveceeeero …
Vi como la hinchada se preparaba para sacarle fotos a los chicos, tratando de dejar plasmada la evidencia del momento.
Yo todavía no había sacado ni la cámara …
Venían caminando en hilera desde el vestuario en fila india.
Primero, el arquero, que tenía toda la facha de arquero, detrás de él Cristián, tratando de buscarme con su mirada y yo otra vez haciéndome el distraído, y ya a esta altura disimulando mis lágrimas.
Sí, la alegría y la felicidad que sale en gotas … pero demostrando estar entero, como si nada importante ocurriera.
Me pegué al alambrado, aplaudí …
No saqué fotos, me quedé duro, sólo disfrutaba del momento, mirándolo con todo el amor y con toda mi fuerza, deseando que él también pudiera disfrutar ese momento.
Ví como alguna madre entraba a la cancha a hacer sonar algún moco, con su pañuelo, no sonado en su momento.
Otras que, con sus cámaras trataban de sacar la foto histórica de la formación de los equipos.
Otros filmaban esas partes de sus historias, esas partes tan importantes, inolvidables de sus vidas.
Qué lío fue para que pudieran sacar la clásica foto del equipo !!!
El arquerito, uno de los más experimentados, trataba de acomodarlos.
Cuando se agachaban algunos, otros se paraban, se movían. Cristián estaba duro y le pedían que se cruzara de brazos para la foto …
Verlo ahí !!! Me parecía mentira, cuando de repente se oyó otro fuerte aplauso.
Barrio Marítimo hacía su ingreso a la cancha.
Yo aplaudía también sin dejar de mirar a Cristián y Cristián sin dejar de mirarme.
Le hice señas con mi dedo para arriba diciéndole … está todo bien !!!
Fuerza hijo !!! (seguía hablando mi interior) le hice señas que escuchara al Profe y que no me mirara.
Mientras trataba de acomodarme cerca del banco de suplentes, Cristián se acercó al alambrado, y más bajo que nunca murmuró:
– Papá, shhh … voy a jugar, Martin me puso de Capitán !!! señalando en su brazo la cinta azul que le habían colocado.
V-Está bien, Cristián, que le va a ser hijo … hoy te tocó a vos, le dije, tratando de mantener calma y firmeza, que obviamente a esta altura ya la había perdido.
El partido empezó y ya Cristián estaba debutando, y, como todos los chicos, corriendo detrás de la pelota, que no podía parar de rodar.
Traté de serenarme para poder tomar alguna foto. Lo logré.
Traté de recorrer los alrededores de la cancha para que Cristián no me tuviera en la mira y se concentrara en el partido.
Cristina, mi esposa, estaba contra el alambrado mirando el partido, mirando a su hijo …
Me di cuenta de su emoción, de sus ojos con lágrimas, con esas gotas de agua de felicidad, disfrutando.
Aunamos nuestras emociones y nos quedamos juntos … mirando, tratando de explicarnos, sin palabras, lo que estábamos viviendo.
Cada tanto, Cristián se arrimaba al alambrado para comentarnos algo del partido.
Nosotros le decíamos:
-Andá … juga !!!
Lo noté contento, no sé si por el partido o porque él sabía que nosotros estábamos ahí, mirándolo.
Su alegría se sumaba a la nuestra, por esos momentos que regala la vida.
Terminó el primer tiempo, vino el entretiempo y luego el segundo y pitazo final … terminó el partido.
La misión se había cumplido.
Salieron de la cancha, al vestuario.
Fui llegando despacito hasta la puerta de chapa azul, junto a otros padres, con buzos y camperas, para que los chicos no tomaran frío.
Fue un día de invierno, de baja temperatura, aunque el sol estuvo presente.
Se entreabrió la puerta azul y la primer cara gordota y colorada era la de Cristián, que quería irse, quería dejar de “disfrutar del vestuario”.
Se oyó la voz del Profe:
– Cristián no salgas, que no tenés abrigo …
– Está bien, Martin, lo tengo yo, grité.
El Profe salió y comentó:
– En el partido que viene algún chico de 6 años puede jugar … si querés quedate Cristian.
Yo le pregunté, guiñándole un ojo:
– Martín, nos podemos ir? Hace mucho frío.
Me miró, entendió todo, me dió un beso y me dijo:
– Andá tranquilo, vayan tranquilos … misión cumplida !!!
Los espero en la práctica del Martes !!!
Fuimos al Bar del Club para que, por fin, Cristián pudiera comer algo.
Cristina volvió a casa a preparar el merecido baño, esta vez con sales y espuma.
La charla, mientras comíamos, iba a ser “de hombres”.
Al rato me preguntó:
– Por que estuviste llorando, Pa? No te gustó como jugué? Yo te vi …
Le contesté secamente:
– Noooo, Cristian te habrá parecido, lo que pasa es que me acordé de un partido cuando yo era chiquito …
Jugaste bárbaro !!!
Lo importante es todo lo que vos viviste, lo que vivieron los demás pibes, los profes, todos, Cristian.
Por adentro me preguntaba por qué no contarle la verdad de la emoción, de las lágrimas, de un momento que quedará grabado en mi, en su Mamá, para toda la vida, pero … uno es así …
Sociedad machista que no deja mostrar emociones …
Sentados en una de las mesas del bar, comentamos el partido, las jugadas, los goles, las trabitas, las camisetas.
El resultado, a quién le importaba? … Ya no faltaba nada más.
Sólo pensaba: Díos quiera que estos momentos se puedan repetir, que podamos seguir viviendo este tipo de alegrías, estas emociones.
Con qué avidez se comía ese sándwich !!!
– Tranquilo, no te atragantes hijo.
Yo, con un café cortado, lo miraba, pero mi mente era un proyector de cine pasando cada pedacito vivido ese día.
De pronto, con cierta expresión de culpa y tragando el último bocado, me dijo al oído:
– Papáaa, no me di cuenta y me traje la cinta de capitán …
– No importa Cris, no te hagas problemas, hoy … hoy te la mereces !!!
Guardala bien !!!
El Martes, le digo al Profe.
Seguimos conversando, lo vi feliz, quería seguir hablando del partido. Para mi era suficiente …
Y así como empecé dando gracias, me voy dando gracias a Dios y a vos Cristián, me regalaron uno de esos días que no voy a olvidar !!!
– Vamos hijo !!!
Ponete la campera y el gorro !!!
Vamos que el Mundial de Francia nos espera …
Carlos Emilio Dentone
Me olvidé del Mundial es el Cuento que le dio nombre a mi unico Libro. Amo a este relato. A la distancia, en tiempos, revivi con mucha emocion el subirlo al Blog para compartir con quienes lo lean. Gracias.
